Gracias a las nuevas tecnologías, redes sociales y aplicaciones en celulares, nuestras vidas se tornan cada vez más públicas y con nuestro propio consentimiento. Nuestras computadoras y celulares con cámaras, video grabadoras y conexión a internet, nos permiten captarlo todo y compartirlo al instante.

El acceso a las redes sociales nos permite difundir noticias y vivencias más rápido de lo que los reporteros tardan en procesarlas. Estamos constantemente bombardeados con información, algunas relevantes, otras sin importancia pero que igual nos llegan y nos influyen.

Por un lado esto es algo positivo, ya que todos podemos aportar nuestros conocimientos, inspirarnos el uno al otro y compartir experiencias con las que otros se puedan identificar y aprender.

Por el otro, difundimos abiertamente aspectos íntimos de nuestras vidas, de nuestra personalidad e incluso de nuestros seres queridos y los motivos son varios.  Algunos quieren mostrar lo mejor de sí, pintar una imagen perfecta de sus vidas.  Otros quieren exponerlo todo, mostrarse al mundo de manera transparente. Otros prefieren mostrar lo mínimo pero al mismo tiempo indagar en las vidas de los demás.

La lección más importante a considerar es que:  todo lo que subes y compartes por Internet es público y se queda para siempre.

Entonces la pregunta es:  ¿Cuál es tu imagen digital?

Cuando aplicas por un trabajo, por una beca o para participar en un concurso, ya no sólo importa lo que dice tu currículum, tus cartas de recomendación, tus certificaciones e incluso tu apariencia.  Hoy en día es muy común que la gente busque tu nombre en Google, Facebook, YouTube o Linked In y más te vale que lo que encuentren sea positivo.

No importa hace cuánto te tomaste esa foto en la mesa llena de bebidas alcohólicas y con los ojos desorbitados, o esa fiesta en la playa en donde sales en bikini y con mirada sexy.  No importa hace cuánto comentaste en un foro con palabras obscenas y usando tu nombre real.  Lo cierto es que en internet todo se queda y todo se puede encontrar y la gente te va a juzgar por ello.

Adicionalmente, el compartir demasiada información sobre ti puede ser sumamente peligroso.  Hay mucha gente obsesiva allá afuera, gente con malas intenciones a las que les estás abriendo la puerta de tu casa prácticamente, posteando los lugares exactos en donde te encuentras, tu email, tu número de teléfono, nombres y fotos de tus conocidos, tus viajes, tus relaciones amorosas y hasta las caritas de tus hijos!

Aquí te van 8 consejos para que proyectes tu mejor imagen digital y para que protejas tu privacidad:

• Entra en Google, ingresa tu nombre y averigua lo que sale. Si encuentras fotos o información que no deseas que otros encuentren, trata de contactar a las webs donde apareces para ver si lo pueden eliminar
• En tu Facebook elimina cualquier foto que no sea apropiada, básicamente lo que no querrías que tu futuro jefe o tu futura suegra encuentre y vaya a darle una mala impresión de ti.
• Aprende cómo ajustar tu privacidad en Facebook para que sólo las personas de tu mayor confianza puedan tener acceso a lo que tú quieras hacer público.
• No aceptes a cualquiera como tu amigo en Facebook o la red social de tu preferencia.
• Retira información que otros puedan usar para hacerse pasar por ti, como tu fecha de nacimiento, país de origen, teléfono o cualquier información que te identifique.
• Procura usar una foto profesional para tu Facebook o para páginas como Linked In en donde te conviene proyectar lo mejor de ti.
• Borra cualquier video que hayas subido a YouTube y cuyo contenido no favorezca tu imagen.
• Evita que otros te filmen o tomen fotos tuyas sin tu consentimiento.
• Las redes sociales son el peor lugar para airear tus problemas de trabajo (quejas de tus compañeros o tu jefe o tu empresa), chismes en general o problemas personales.  Nunca sabes quién podrá terminar leyendo.